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Consejos para ahorrar en la factura de la luz.

No hay fórmulas sencillas y mágicas, pero aquí van unos consejos para ahorrar con las nuevas tarifas, que deberemos combinar contratando la empresa de suministros menos cara del mercado.

1. Elegir correctamente la potencia contratada para ahorrar en la luz:

Las últimas subidas han castigado especialmente la tarificación fija, la cual además de costarnos muchos euros con independencia del uso que realicemos muchas veces está contratada por encima de nuestras necesidades.

Por ello es importante ajustar la potencia eléctrica contratada a nuestras necesidades y evitar contratar kW de más, consiguiendo en la mayoría de los casos un pequeño ahorro pero constante a lo largo del tiempo. Tenemos que tener en cuenta que la potencia que necesitamos depende de dos factores, el tipo y cantidad de aparatos eléctricos que tengamos y la potencia que necesiten. Por ello el consejo más importante es procurar no usar a la vez electrodomésticos que consumen mucha potencia (plancha, aire acondicionado, lavavajillas, horno?) y comprobar como hacemos el uso de la misma.

Existen en el mercado medidores de potencia pero si no queremos invertir en el mismo, la mejor forma es la «prueba y error». El Interruptor de Control de Potencia (ICP), situado en el cuadro eléctrico, en caso de demandar más potencia de la contratada, desconecta la instalación. Si nunca ha saltado podría significar que tenéis más potencia de la que necesitáis, prueba que continúe así usando los electrodomésticos de mayor potencia a la vez, si sigue sin saltar, tendréis margen para reducir el término fijo de la plantilla.

2. Uso inteligente de los electrodomésticos para ahorrar en la luz:

Según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), el gasto de electrodomésticos supone el 56% del consumo energético, unos 990 euros al año de media. Por ello, el uso eficiente del mismo nos permitirá conseguir ahorros considerables.

Las medidas de arranque están por supuesto en la compra o sustitución cuando sea posible por electrodomésticos lo más eficientes posibles en consumo de energía (de calificación energética A) pero va mucho más allá, también en el uso que hagamos:

En lavadoras/lavavajillas: Usar programas a temperatura moderada, el 90% de la energía se usa para calentar el agua y reduce las revoluciones del centrifugado. En general es recomendable usarlo a carga completa, salvo para los electrodomésticos que permitan usar programas de carga media, que ajustan el consumo de luz y agua. El mantenimiento es muy importante, usar descalcificantes y limpiar el filtro de impurezas nos ayudará a que cada lavado sea más económico.

En el frigorífico/congelador, debemos realizar también un mantenimiento adecuado, dejando suficiente espacio entre el motor y la pared, evitar que acumule hielo y ajustando bien las temperaturas 5ºC en el frigorífico y -18ºC para el congelador. No metamos alimentos calientes en la nevera, porque al hacerlo aumentamos el consumo ya que el frigorífico buscará mantener la misma temperatura.

Cocina eléctrica: En primer lugar no emplear cacerolas y sartenes más pequeñas que los quemadores de la vitrocerámica. Usemos menaje eficiente, como es la olla presión y aprovechemos el calor marginal tras apagar el fuego para los últimos momentos de preparación de nuestras comidas. Igualmente sustituir el microondas por el horno es muy recomendable (65%-70% de ahorro), y si usamos este, el ahorro de apagarlo unos minutos antes y aprovechar el calor marginal es mayor que en las vitrocerámicas.

En las televisiones/pantallas el ahorro de la tecnología LED es muy importante (37% en funcionamiento con respecto a los paneles LCD) pero también en espera (40%) aun así, apagarlo completamente (no dejarlo en standby) nos permitirá conseguir ahorros moderados. Para ello es de gran ayuda usar regletas con interruptores, que nos permite fácilmente desconectar energía de una serie de electrodomésticos (es muy común la combinación de televisión, reproductores de DVD y consolas).

Por último un electrodoméstico con enormes puntas de gastos es la plancha, especialmente el gasto está en llegar a la temperatura máxima, por ello, conseguimos un importante ahorro si planchamos grandes cantidades de ropa a la vez en lugar de distribuirlo en repetidas ocasiones.

3. Ahorrar en iluminación para ahorrar en la luz:

Los cambios en los sistemas de iluminación han sido más que importantes en los últimos años, surgiendo nuevas alternativas a la bombilla clásica que también han visto abaratar su precio, aún así, el cambio de todos los puntos de luz puede ser caro por lo que es conveniente hacerlo poco a poco y teniendo en cuenta las características de la zona que queremos iluminar:

Bombillas incandescentes: Son las que hemos usado siempre y las que debemos sustituir más urgentemente. Sólo el 5% de la energía que consume se dedica a la luz y el 95% produce calor, aun siendo «baratas» su consumo es importante y su duración muy breve.

Bombillas halógenas: Son los conocidos «focos» que tenemos en muchas ocasiones en pasillos o salones. Tienen un alto consumo, desprenden mucho calor, pero su duración es superior. Iluminan rápidamente la zona, y por ello en términos de eficiencia su sustituto ideal son bombillas LED.

Tubos fluorescentes: Consumen un 80% menor que el de las bombillas incandescentes lo que les hace ideal para estancias donde se encienda la luz muchas horas (cocinas, despachos..) pero tardan tiempo en encenderse. Las combinaciones son cada vez mayores y los tamaños también inferiores.

Bombillas de bajo consumo: Usan la misma tecnología de los tubos fluorescentes a una bombilla, por lo que sus ventajas e inconvenientes son los mismos. Sufren con el número de encendidos por lo que no son recomendables para habitaciones donde la luz se encienda o se apague con frecuencia, son más caras pero eficientes. Eso sí, no todas son iguales, hay modelos económicos de menor duración, a la hora de comprar, analicemos muy bien las posibilidades.

Bombillas LED: Su precio es alto aunque se va reduciendo, prácticamente no desprenden calor y ahorrar mucho, siendo ideales en primer lugar como sustitutos de halógenos o lugares donde encendemos y apagamos frecuentemente la luz. Su duración es muy larga lo que junto a su escaso consumo nos permite amortizar la inversión de su compra.

Además de ajustar nuestro sistema de iluminación en la medida de nuestras posibilidades otros consejos, muchos de ellos sencillos, que son de gran utilidad: aprovechar la iluminación natural, utilizar colores claros en paredes y techos para aprovechar mejor la iluminación natural y reducir la artificial, no dejar luces encendidas en habitaciones que no estés utilizando, mantener limpias las lámparas y las tulipas y en la medida de lo posible, adaptar la iluminación a tus necesidades y usar iluminación localizada con la que ahorras y consigues ambientes más confortables.

4. Usar a temperatura adecuada la calefacción y aire acondicionado para ahorrar en la luz: 

La principal forma de ahorro es tener un termostato que mantenga la temperatura en un rango ideal en invierno (calefacción) y verano (aire acondicionado). La temperatura ideal en los meses de frío es 20 grados y en verano 25 grados, bajar un grado más en invierno o subirla en verano nos supondrá subir un 6-8% nuestro consumo energético.

Lo ideal es poder invertir en sistemas de aislamiento, que limitan la pérdida de energía en el exterior (especialmente en las ventanas), pero si no podemos realizarlo, esforcémonos para intentar mantener estas temperaturas gastando lo menos que podamos en sistemas de calefacción y aire acondicionado.

Para ventilar completamente una habitación 10 minutos son suficientes, no cubras los radiadores (es común usarlos para secar la ropa) ni pongas objetos que dificulten la difusión del calor, purga en estos día purgas los radiadores al ya que el aire en su interior dificulta la transmisión de calor, realiza el mantenimiento de tu caldera y úsala con la presión adecuada y recomendada por su fabricante.

5.Programa el uso de ciertos electrodomésticos en los horarios más económicos para ahorrar en la luz:

Aunque tenemos electrodomésticos de uso continuo, otros muchos son de consumo muy intensivo lo que nos puede pueden llevarnos a conseguir ahorros muy importantes si trasladamos su uso a determinadas horas.

Así por ejemplo, en los días laborables de invierno las horas punta, en las cuales generalmente el precio de la electricidad es más alto, son las comprendidas entre las 8 a las 11 h y de las 18 a las 22h y en los días no laborables serían de las 13 a las 15h y de las 20 a las 23h. En el periodo de verano las horas se desplazan (al igual que nuestros hábitos y uso horario) siendo en los días laborables de 11 a 14h y de 20 a 23h y en días no laborables de las 12 a las 16h y de las 23 a la 1h. Si por ejemplo regulamos el aire acondicionado en verano usándolo menos en las horas de electricidad más cara o por ejemplo retrasamos la hora de la plancha más allá de la hora punta podemos conseguir ahorros significativos.

Fuente: Ine.es

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